Durante los últimos meses hemos hablado sin parar de la importancia de un buen onboarding. Si bien esto usualmente se asocia a la manera en la que recibes a tus nuevas contrataciones, la verdad es que el significado de onboarding es mucho más amplio. De hecho, si realizas cambios importantes dentro de tu empresa, lo más probable es que como parte de la gestión del cambio, debas “reonbordear” a todos tus colaboradores, sin importar el tiempo que lleven en tu organización.
Así mismo, existen diferentes tipos de onboarding que no solo se reducen al realizado por el área de personas. Puedes tener onboardings de compliance, técnicos, para partners externos y tantas otras opciones personalizadas. Nos importa hacer hincapié en esta diferenciación para que puedas ampliar tu horizonte y entender onboarding como el término paraguas que es.
Hoy vamos a responder esa pregunta con data actualizada. Todo esto es gracias al reporte preliminar de nuestro último estudio “Pulso Onboarding”.
¿Sabías que según nuestro reporte un 23.6% de los encuestados no reciben ningún tipo de onboarding al entrar a su nueva empresa? Al indagar sobre los efectos de esta decisión para su bienvenida, el 72% indicó que los afectó de forma negativa, bajando su rendimiento y motivación.
De hecho, al preguntarle a los encuestados si creían que su onboarding había durado una cantidad de tiempo adecuada, el 75.3% indicó que no. Cabe destacar que esta muestra no contempla a las personas que previamente habían respondido no contar con un proceso de inducción formal.
Del porcentaje que sí recibe un onboarding, el 37% indica que dura entre 1 a 7 días, una cantidad de tiempo que no parece ser la óptima para prepararlos para sus funciones y asegurar que quieran quedarse en la organización a la que acaban de entrar.
Quisimos entender mejor a los colaboradores que decían no estar satisfechos principalmente con la duración de su onboarding. Así pudimos notar que gran parte de ellos habían recibido, nuevamente, onboardings muy breves que no los preparaban de forma adecuada. Al parecer, un par de días no es suficiente para dar la bienvenida y preparar a las nuevas contrataciones. Obviamente, esto no es una generalización y es una idea que debe ser acotada a la realidad de cada empresa y área operativa dentro de ella.
El segundo aspecto que los colaboradores podían valorar en nuestro estudio era el desempeño de su organización al realizar su onboarding. Un 66.7% de los encuestados respondió que sentían que su empresa había realizado un buen trabajo.
Al indagar en el 33.3% que indicaba lo contrario nos dimos cuenta de algo interesante: el 55.6% tuvo un onboarding de una duración igual o menor a 7 días y casi un 30% un proceso de inducción que duraba un mes. Así, podemos proponer que el punto medio (adecuado por rubro y tipo de cargo) puede ser la mejor opción para los colaboradores.
Quisimos revisar cuál es el impacto de un onboarding increíble o terrible sobre la decisión de los colaboradores de permanecer en su empresa actual. Para comprobar este nexo, hicimos la siguiente pregunta: “¿Considerarías renunciar si tu onboarding fuese decepcionante?” El resultado es sorprendente y alarmante: el 49.1% se lo plantea seriamente.
Si bien esta pregunta plantea una situación hipotética, no les estamos preguntando si lo han hecho sino si es que lo han planteado, es innegable que un colaborador que piensa en renunciar es una persona que está desconectada de la empresa. Su motivación, compromiso y productividad se ven afectados por completo.
Dentro de esta situación hipotética, también quisimos medir cuánta era su tolerancia en términos de tiempo. Es decir: ¿Qué tan pronto renunciarían estos colaboradores ante un onboarding desastroso? La probabilidad de fuga durante su primer trimestre es alta, si sumamos el 38.5% que indica el primer mes y el 46.1% que considera el primer trimestre como su plazo máximo.
Como esta consideración era hipotética, decidimos entrar en la realidad preguntándole a nuestros encuestados si es que previamente ya habían renunciado a un trabajo debido a un mal onboarding. Solo el 13.5% lo ha hecho, pero el daño a la motivación es innegable.
Quienes han tomado esta decisión tan drástica lo han hecho, en su mayoría, por no sentirse parte (71.4%). Con todo esto en mente, es hora de conocer las expectativas que los colaboradores tienen sobre su onboarding y lo que realmente necesitan y quieren.