La creación de una organización que aprende es esencial para cualquier empresa que quiera mantenerse relevante y competitiva en el mercado actual. En una organización que aprende, el aprendizaje es un objetivo constante y todas las personas en la empresa están comprometidas y saben cómo aprender juntas.
Sin embargo, lograr esta cultura sólida de aprendizaje requiere algunas estrategias específicas para incrementar la curiosidad, la innovación y el compromiso con el aprendizaje.
La retroalimentación constructiva puede ser difícil de recibir, incluso cuando es bien intencionada, ya que suele presentar un desafío para las personas. Sin embargo, en una organización que aprende, el feedback es fundamental para ayudar a las personas a aprender y crecer. Incluso si el feedback es negativo o crítico, se debe considerar una herramienta valiosa para la construcción del conocimiento y habilidades.
Al fomentar la retroalimentación abierta y honesta, los empleados aprenden a aceptar los comentarios críticos y a encontrar formas de mejorar en los aspectos que se les señalan como parte del proceso de aprendizaje. Se recomienda brindar retroalimentaciones en tiempo real, para que la información sea más efectiva y, si es posible, que el feedback sea ofrecido junto con alguna solución concreta para mejorar.
Si se tiene una cultura sólida de retroalimentación y se celebra el feedback constructivo, se puede desarrollar una cultura organizacional sólida de aprendizaje.
En una organización que aprende, el error o la falla se ven como oportunidades de aprendizaje. Esto significa que se tiene que fomentar una cultura donde se permita y valore el error como parte del proceso de aprendizaje.
Siempre se debe ser honesto al fallar, tratar de reflexionar sobre lo que salió mal y buscar aprender de estos errores hacia el futuro. Esta cultura de experimentar apoyará la creatividad e innovación en la organización, ya que las personas se sentirán más cómodas tomando riesgos sabiendo que puede haber resultados diferentes y se valora dicho proceso.
Incrementar la flexibilidad en posibles experimentaciones puede mejorar el trabajo en equipo y las relaciones en el clima laboral.
La utilización de herramientas específicas que apoyen el aprendizaje puede incentivar una cultura sólida de formación en cualquier entorno de trabajo. Desde herramientas online que permiten rastrear y compartir el progreso de formación, documentos, videos y material de lectura, hasta seminarios con expertos en temas importantes para la empresa, existe una amplia variedad de recursos disponibles hoy en día para apoyar a las organizaciones en la creación de sus equipos y el fortalecimiento de las habilidades de sus miembros.
Ofrecer formas de medición del aprendizaje, como exámenes o evaluaciones periódicas, también puede ayudar a asegurar que el personal ha interiorizado todos los módulos y conocimientos adquiridos.
Una organización que aprende es aquella que valora y se enfoca en el aprendizaje como una actividad constante, impulsando la mentalidad de crecimiento y la reflexión en todos sus miembros. Fomentar una cultura de feedback, incentivando la experimentación, creando herramientas enfocadas y midiendo el aprendizaje son estrategias clave para comenzar a interiorizar una cultura de organización que aprende.
Alcanzar este objetivo no solo beneficia a un equipo de trabajo individual, sino que refleja la calidad de la organización en general, generando y multiplicando su impacto en la industria.