El mundo empresarial está en constante cambio, acelerado, competitivo e hiper tecnologizado, y es natural que tanto líderes como colaboradores de una empresa experimenten ansiedad o temor en este vertiginoso ritmo. Frente a este escenario, una organización que realmente quiera mantener o mejorar el rendimiento debe contar con un equipo unido, en constante desarrollo y con capacidad de adaptación. En otras palabras, si todo tu equipo se encuentra remando en la misma dirección y atentos a las inclemencias del tiempo, no solo aumentará la productividad y la eficiencia, sino que la motivación y la felicidad de la fuerza laboral también serán altas. Pero, ¿cómo puede una empresa implementar y mantener un entorno tan eficaz y exitoso? La respuesta es introducir una cultura de aprendizaje.
La cultura del lugar de trabajo es la identidad profundamente arraigada de tu organización. Incluso si no hay una definida formalmente, existe y ha sido moldeada por las acciones que ha tomado el liderazgo y los valores que promueven. Se desarrolla con el tiempo y es una manifestación de las creencias, valores y normas de tu organización.
Desarrollar una cultura de aprendizaje no es un suceso, es un proceso. No se trata de implementar un curso o taller a todos los empleados. Es más que eso. Se trata de que toda tu organización tome conciencia de la necesidad de un aprendizaje y crecimiento continuo y de crear una cultura que lo respalde. En otras palabras, una cultura de aprendizaje es un ambiente organizacional en donde se tiene en alto valor la experiencia de crecimiento profesional y aprendizaje continuo que todos los colaboradores pueden experimentar y compartir con el resto.
La relación entre aprendizaje y desempeño laboral es bastante simple. Si tu empresa prioriza la formación de sus colaboradores y cree en enseñarles nuevas habilidades, entonces ellos estarán en una posición sólida para llevar a cabo sus funciones y responsabilidades laborales de manera eficiente, mejorando así el desempeño.
La cultura del aprendizaje es fundamental para que una empresa se sostenga en el tiempo ya que otorga mayor resiliencia y adaptación a los cambios, al tener un ecosistema de colaboradores interconectados que funcionan como una gran familia en crecimiento y no como individuos separados. Además, una organización que promueve el aprendizaje como eje central de su cultura, genera climas laborales positivos, aumenta el compromiso de sus colaboradores, genera ambientes colaborativos, ayuda a retener talentos y da espacio para la innovación, creatividad y modernización de operaciones internas.
Puede que al leer este artículo hayas identificado algunas prácticas que ya están en marcha en tu organización, o quizás ninguna. Para ayudarte en el análisis te dejamos 7 preguntas para reflexionar:
¿Es la inversión en capacitación y desarrollo de los colaboradores una realidad constante dentro de la organización?
¿Los colaboradores tienen acceso a materiales de capacitación, como cursos de aprendizaje digitales de calidad?
¿Entienden los colaboradores por qué se está impartiendo capacitación? ¿Sienten que el aprendizaje y la formación recibida es beneficiosa?
¿Existen espacios de retroalimentación entre colaboradores respecto a cómo experimentan su desarrollo y/o crecimiento personal?
¿Existen recompensas o reconocimiento a los colaboradores que presentan conceptos innovadores, comentarios valiosos, ideas o críticas constructivas?
Más allá del retorno de la inversión ¿Se llevan a cabo discusiones internas después de la capacitación para medir su efectividad o éxito en el desarrollo de los colaboradores?
¿Los gerentes y líderes de la empresa reconocen los beneficios que puede ofrecer una cultura de aprendizaje?
Hoy en día existen nuevas tecnologías y metodologías que están siendo tendencia para proveer a los colaboradores de materiales de aprendizaje efectivos y motivantes. Es así como surgen conceptos tales como la Gamificación, el Microlearning y el Spaced Repetition. Te invitamos a seguir navegando en nuestro blog y que descubras cómo funcionan.